EL TODO

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miércoles, 24 de diciembre de 2014

EL AMOR DE DIOS – Aída Granillo

Somos almas encarnadas, lo más maravilloso que creó el Padre.
Quiso que a su imagen y semejanza portemos el amor, nos regalo un diamante en el interior, que habita cerca en el corazón.
Ese diamante es el reflejo de la luz que vive en ti y está envuelta en una materia llamada carne, tú eres quien debe descubrir el potencial que tiene ese diamante.
Cuando Jesús vino a la Tierra, siendo el hijo del Padre como todos nosotros, simplemente vino a enseñarte lo que podrías llegar a realizar tú.
La constancia de esta fuerza se llama Amor.
Cuando realmente portes la frecuencia del amor en tu interior, porque trabajaste en que brillara tu diamante, será tan palpable que de ti saldrá sentirte carente, sola(o) o desamparada(o).
Es sumamente importante que trasciendas las necesidades creadas por una sociedad enferma y carente de amor, que solo solicita que compres, te veas bien o que tú reflejo sea tu apariencia.
Lo opaco no tiene ningún reflejo, el mayor reflejo que existe en ti es el amor, tu piedra más preciada. Es ahí verdaderamente ahí en donde la luz sale, el amor brilla y el sentirse bien es permanente.
En este día y todos los días solicita que el brillo de tu diamante interior sea el resplandor que deseas irradiar, que te ayuden los ángeles, arcángeles y seres iluminados que tú conoces en tu vida. Solicita que la gracia de Dios sea tu compañía en cada instante de vida. Porque la vida es el regalo supremo de Dios.

Felices fiestas

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